El concurso de acreedores es el procedimiento legal que se origina cuando una persona física o jurídica deviene en una situación de insolvencia en la que no puede hacer frente a la totalidad de los pagos que adeuda, y abarca las situaciones de quiebra y suspensión de pago; es decir, se trata de un procedimiento ideado para paliar los posibles efectos nocivos de la insolvencia, mediante el cual se procede a organizar las finanzas del concursado (bien sea un particular, o bien sea un empresario) para conseguir que el mayor número de acreedores cobren lo máximo posible.

Los procedimientos de concurso no ocasionan necesariamente la liquidación de la empresa.

Hay dos tipos principales de concursos: voluntarios y necesarios.

Esta materia está recogida en la Ley Concursal, que tiene como finalidad regular el reparto de pérdidas en los supuestos en que alguien no puede hacer frente a sus deudas y conservar el patrimonio del deudor. Esta ley establece un procedimiento de más protección para los más débiles, como los trabajadores, postergando a aquellos que han tenido influencia en la mala situación económica o que puedan beneficiarse del concurso, como por ejemplo, administradores de la sociedad o personas relacionadas con el concursado.